lunes, 28 de mayo de 2012

reflexiones


La Segunda batalla de Carabobo fue un enfrentamiento militar de los independentistas venezolanos, dirigidos por el general criollo Simón Bolívarcontra las tropas del Reino de España, dirigidas por el mariscal español Miguel de la Torre, ocurrido el 24 de junio de 1821 en la Sabana de Carabobo. La batalla se saldó como una decisiva victoria de la Gran Colombia10 que resultó crucial para la captura de Caracas y el resto del territorio venezolano que aún permanecía en poder de los realistas, hecho que se logrará de manera definitiva en 1823 con la Batalla naval del Lago de Maracaibo y la toma del Castillo San Felipe de Puerto Cabello. La suspensión de la lucha permitió a Bolívar reorganizar el ejército y la administración. El 28 de enero de 1821 la provincia de Maracaibo se proclamó anexa a la República de Colombia (Gran Colombia). Bolívar decidió reunir el ejército de Apure y las divisiones de la guardia patriota en Mijagual, a objeto de reanudar las hostilidades.BatallaCarabobo02.JPG

jueves, 24 de mayo de 2012





Perdió su madre a los siete años de edad. Aún adolescente fue enviado a Caracas al cuidado de su padrino el arcediano de la catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano Pedro y otros jóvenes, integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, unidad organizada por Juan Manuel de Cajigal y Niño, gobernador de la provincia de Cumaná.
En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de subteniente de milicias regladas de infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En 1812 se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería. Allí, el 3 de julio del citado año, junto con otros ciudadanos notables, firmó el acta de la junta de guerra que se reunió aquel día para resolver lo conducente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos en Caracas (ofensiva de Domingo de Monteverde) y la ocupación de Cúpira por un grupo de partidarios de Fernando VII.
Tras la capitulación del general Francisco de Miranda regresó a Cumaná, donde el nuevo gobernador realista Emeterio Ureña le extendió pasaporte para que se trasladase a Trinidad; pero no consta que hiciera uso de dicho documento. En 1813, bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido como los "libertadores de oriente" y participa en las operaciones para la liberación de aquella parte de Venezuela.Como edecán del general Mariño, en 1814, asiste a la conjunción de las fuerzas de oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano Pedro fue fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José Tomás Boves mueren en Cumaná sus hermanos Vicente y Magdalena. No menos de 14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra de Independencia. En 1815, tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las Antillas y Cartagena. En esta plaza, con Lino de Pombo de jefe inmediato, dirige los trabajos de fortificación para la defensa de la ciudad contra el asedio realista de Pablo Morillo. En diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a Venezuela naufraga en el golfo de Paria. En 1816, Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo designa en 1817 comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de Cariaco(8 mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo colegiado y la autoridad de Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón Bolívar. El 17 de septiembre de ese mismo año recibió de Bolívar la designación de gobernador de la Antigua Guayana y comandante general del Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre Orinoco.
Empezaba su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia. El 7 de octubre de 1817 recibió el nombramiento de jefe de Estado Mayor de la división de la provincia de Cumaná, bajo las órdenes del general Bermúdez, nombrado comandante de la citada gran unidad. Estos nombramientos tenían, además la finalidad de reducir la disidencia que reinaba en Cumaná. "El general Bermúdez y Vd. van a hacer cosas grandes en Cumaná y quizás algún día serán llamados los salvadores de su país", dijo Bolívar a Sucre en aquella ocasión. En agosto de 1819 fue ascendido a general de brigada por el vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas comisionado para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito. Ese mismo año desempeña, interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado Mayor General.
Antonio José de SucreAntonio José de Sucre y Alcalá, el «Gran Mariscal de Ayacucho» (Cumaná,estado SucreVenezuela3 de febrero de 1795 – Montañas de Berruecos, La Unión (Nariño)Colombia4 de junio de 1830), fue un político, estadista y militar venezolano, prócer de la independencia americana, así como presidente de Bolivia, Gobernador dePerúGeneral en Jefe del Ejército de la Gran Colombia y Comandante del Ejército del Sur. Era hijo de una familia acomodada de tradición militar, siendo su padre coronel del Ejército Patriota. Es considerado como uno de los militares más completos entre los próceres de la independencia sudamericana.



Perdió su madre a los siete años de edad. Aún adolescente fue enviado a Caracas al cuidado de su padrino el arcediano de la catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano Pedro y otros jóvenes, integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, unidad organizada por Juan Manuel de Cajigal y Niño, gobernador de la provincia de Cumaná.
En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de subteniente de milicias regladas de infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En 1812 se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería. Allí, el 3 de julio del citado año, junto con otros ciudadanos notables, firmó el acta de la junta de guerra que se reunió aquel día para resolver lo conducente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos en Caracas (ofensiva de Domingo de Monteverde) y la ocupación de Cúpira por un grupo de partidarios de Fernando VII.
Tras la capitulación del general Francisco de Miranda regresó a Cumaná, donde el nuevo gobernador realista Emeterio Ureña le extendió pasaporte para que se trasladase a Trinidad; pero no consta que hiciera uso de dicho documento. En 1813, bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido como los "libertadores de oriente" y participa en las operaciones para la liberación de aquella parte de Venezuela.Como edecán del general Mariño, en 1814, asiste a la conjunción de las fuerzas de oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano Pedro fue fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José Tomás Boves mueren en Cumaná sus hermanos Vicente y Magdalena. No menos de 14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra de Independencia. En 1815, tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las Antillas y Cartagena. En esta plaza, con Lino de Pombo de jefe inmediato, dirige los trabajos de fortificación para la defensa de la ciudad contra el asedio realista de Pablo Morillo. En diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a Venezuela naufraga en el golfo de Paria. En 1816, Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo designa en 1817 comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de Cariaco(8 mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo colegiado y la autoridad de Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón Bolívar. El 17 de septiembre de ese mismo año recibió de Bolívar la designación de gobernador de la Antigua Guayana y comandante general del Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre Orinoco.
Empezaba su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia. El 7 de octubre de 1817 recibió el nombramiento de jefe de Estado Mayor de la división de la provincia de Cumaná, bajo las órdenes del general Bermúdez, nombrado comandante de la citada gran unidad. Estos nombramientos tenían, además la finalidad de reducir la disidencia que reinaba en Cumaná. "El general Bermúdez y Vd. van a hacer cosas grandes en Cumaná y quizás algún día serán llamados los salvadores de su país", dijo Bolívar a Sucre en aquella ocasión. En agosto de 1819 fue ascendido a general de brigada por el vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas comisionado para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito. Ese mismo año desempeña, interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado Mayor General.

sábado, 19 de mayo de 2012

Acta de independencia.jpg
Facsímil del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela.
Creación5 de julio de 1811 (200 años)
Ratificación7 de julio de 1811
UbicaciónPalacio Federal Legislativo
AutoresJuan Germán Roscio y Francisco Isnardi
Signatarios40 Diputados del Primer Congreso Nacional de Venezuela
FunciónDeclarar la independencia absoluta de laCorona de España
El Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela es un documento en el cual representantes de siete de las diez provincias pertenecientes a la Capitanía General de Venezuela en Sudamérica reunidas en la Capilla Santa Rosa de Lima declararon su independencia de la Corona de España, estableciendo una nueva nación basada en principios republicanos y federales, aboliendo para siempre la Monarquía bajo los valores de la igualdad de los individuos, la prohibición de la censura y la libertad de expresión. Consagra el principio constitucional y se opone radicalmente a las prácticas políticas, culturales y sociales que habían existido durante trescientos años en la América española. La Declaración es notable por ser el primer caso de una Colonia española de América que declara su independencia absoluta.
Las siete provincias explicaron sus razones para esta acción, entre ellas, que era funesto que una pequeña nación de Europa gobernara las grandes extensiones del Nuevo Mundo, y que Venezuela había recuperado el derecho a la autonomía después de las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII enBayona que condujo a la ocupación del trono español por la dinastía francesaBonaparte. Esta inestabilidad política en España dictó que los venezolanos debían gobernarse por sí mismos, a pesar de la hermandad que compartían con los españoles.
Las tres provincias restantes no participaron en dicho Congreso Constituyente debido a su decisión de permanecer bajo la autoridad de la Corona Española representada por el Consejo de Regencia de España e Indias.
La nueva nación que esta declaración proclamó sería la Confederación Americana de Venezuela, posteriormente con la promulgación de la Constitución Federal de 1811 oficializaría el nombre de la nación como Estados de Venezuela. Fue elaborada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, ratificada por el Congreso el 7 de julio de 1811, y pasada al libro de Actas el 17 de agosto de 1811, en Caracas.
Cada 5 de julio se celebra como el Día de la Independencia de Venezuela. El Libro de Actas original del primer Congreso de Venezuela que contiene la Declaración se encuentra en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, en Caracas.El Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela es un documento en el cual representantes de siete de las diez provincias pertenecientes a la Capitanía General de Venezuela en Sudamérica reunidas en la Capilla Santa Rosa de Lima declararon su independencia de la Corona de España, estableciendo una nueva nación basada en principios republicanos y federales, aboliendo para siempre la Monarquía bajo los valores de la igualdad de los individuos, la prohibición de la censura y la libertad de expresión. Consagra el principio constitucional y se opone radicalmente a las prácticas políticas, culturales y sociales que habían existido durante trescientos años en la América española. La Declaración es notable por ser el primer caso de una Colonia española de América que declara su independencia absoluta.
Las siete provincias explicaron sus razones para esta acción, entre ellas, que era funesto que una pequeña nación de Europa gobernara las grandes extensiones del Nuevo Mundo, y que Venezuela había recuperado el derecho a la autonomía después de las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII enBayona que condujo a la ocupación del trono español por la dinastía francesaBonaparte. Esta inestabilidad política en España dictó que los venezolanos debían gobernarse por sí mismos, a pesar de la hermandad que compartían con los españoles.
Las tres provincias restantes no participaron en dicho Congreso Constituyente debido a su decisión de permanecer bajo la autoridad de la Corona Española representada por el Consejo de Regencia de España e Indias.
La nueva nación que esta declaración proclamó sería la Confederación Americana de Venezuela, posteriormente con la promulgación de la Constitución Federal de 1811 oficializaría el nombre de la nación como Estados de Venezuela. Fue elaborada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, ratificada por el Congreso el 7 de julio de 1811, y pasada al libro de Actas el 17 de agosto de 1811, en Caracas.
Cada 5 de julio se celebra como el Día de la Independencia de Venezuela. El Libro de Actas original del primer Congreso de Venezuela que contiene la Declaración se encuentra en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, en Caracas.


José Antonio Páez
José Antonio Páez
Ilustración realizada por Francisco Maduro.
General en Jefe de la Independencia de Venezuela. Presidente de la República en tres ocasiones. Se le conoció con algunos de los siguientes calificativos:"El Centauro de los llanos", "El León de Payara" y "El Taita". La historiografía tradicional lo ha acusado (¿injustamente?) de traicionar aSimón Bolívar, por encabezar en 1826 el movimiento denominado como "La Cosiata", el cual buscaba separar a Venezuela de la Gran Colombia. Hijo de Juan Victorio Páez, funcionario del Estanco del tabaco y, María Violante Herrera. La figura de Páez domina la escena política venezolana a partir de la Batalla de Carabobo en 1821, hasta el Tratado de Coche en 1863, cuando concluye la Guerra Federal.
José Antonio Páez combatieron
El 30 de enero de 1818, en el hato Cañafístola, se entrevistó el General de Brigada José Antonio Páez con el General en Jefe Simón Bolívar, que venía de Angostura con el ejército que ejecutaba la Campaña del Centro; este encuentro marca el comienzo de la unión de ambos jefes para la prosecución de las operaciones contra el ejército del general realista Pablo Morillo. El 28 de abril de 1821, se iniciaron los preparativos de la Campaña de Carabobo. Páez salió de Achaguas el 10 de mayo, a la cabeza del ejército de Apure, para incorporarse en San Carlos (Edo. Cojedes) al Ejército Libertador. El 24 de junio del mismo año se libró la Batalla de Carabobo, en la cual los realistas fueron derrotados. Páez mandaba la primera división, la que seguida de la segunda, dirigida por el general Manuel Cedeño, tuvo a su cargo la acción principal. Ese día fue ascendido a General en Jefe.
En abril de 1826 se inicia "La Cosiata", movimiento que tuvo como jefe indiscutible a Páez, y que rompió relaciones con el gobierno de Bogotá, a la cabeza del que se hallaba el vicepresidente Santander, planteando la separación de Venezuela de la Gran Colombia. El regreso de Bolívar desde el Perú, quien asumió en Bogotá la presidencia de la República, cortó por el momento el proceso separatista. Al salir Bolívar para Bogotá a mediados de 1827, Páez vio reforzada su posición en Venezuela y, sin enfrentarse abiertamente al Libertador, fue aumentando el poder real que ejercía como jefe superior y militar de los departamentos del norte, es decir, toda Venezuela. Renació entonces el sentimiento separatista, que finalmente en noviembre de 1829 desconoció la autoridad de Bolívar y de los órganos de Bogotá, entregando el poder a Páez, consumándose de esta manera la separación de Venezuela de la Gran Colombia.
El 24 de marzo de 1831 Páez es electo presidente constitucional de Venezuela por 136 votos de los 158 sufragantes surgidos de las asambleas electorales. En este primer gobierno, lleva a cabo una labor organizadora del Estado, con medidas administrativas en materia de impuestos, inmigración, liberalización del crédito, educación, orden público, y asuntos internacionales. Durante este período, Páez enfrenta dos crisis: la resistencia a jurar la constitución por parte del Arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez, que terminó con la expulsión de éste, y el alzamiento de los generales José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas (primero con el pretexto de restituir la Gran Colombia y luego en favor de la autonomía de un Estado Oriental) que fue contenido militarmente y concluyó con un convenio entre Páez y los jefes orientales.
José Antonio Páez
En 1835 entrega el poder a José María Vargas. En 1838 es electo para una segunda presidencia que asume el 1 de febrero de 1839. En este nuevo mandato sigue ocupándose de la educación, el crédito exterior, la deuda pública contraída por la antigua República de Colombia y estudia la posibilidad de retornar los restos mortales del Libertador. En enero de 1843, es sustituido en la presidencia de la república por el general Carlos Soublette.
En Calabozo, el 4 de febrero de 1848 inicia Páez un movimiento armado contra el gobierno conservador de José Tadeo Monagas. En la batalla de Los Araguatos (10.3.1848) es derrotado por José Cornelio Muñoz, emigrando a Nueva Granada, siguiendo a Santa Marta y de allí a Curazao. El 2 de julio de 1849 invade Venezuela por la Vela de Coro; ofensiva que concluye con su captura en Macapo (Edo. Cojedes) por parte del general José Laurencio Silva, quien lo remite a Caracas. Monagas lo encarcela en el castillo de San Antonio de la Eminencia de Cumaná, donde lo visitan su esposa Dominga Ortiz y su hija; de allí sale el 23 de mayo de 1850 al destierro.
Vuelve a Venezuela el 18 de diciembre de 1858 a solicitud del presidente Julián Castro y de la Convención de Valencia, para que se encargue del ejército y de la pacificación del país, convulsionado por el alzamiento de los promonaguistas, liberales y federalistas. Cuando estos últimos proclaman la Federación el 20 de febrero de 1859 en Coro, el gobierno central lo nombra jefe de operaciones en la Provincia de Carabobo; pero al no obtener las amplias facultades que exige, renuncia en abril, y opta por regresar a los Estados Unidos, país en el que había estado durante su destierro. A su regreso, sustituye a Pedro Gual como Jefe Supremo de la República, el 10 de septiembre de 1861. Todo el año 1862 y parte de 1863, conduce Páez la guerra contra los federalistas encabezados por Juan Crisóstomo Falcón. Finalmente el Tratado de Coche pone fin a las hostilidades en abril de 1863. Páez gobierna nominalmente en Caracas hasta mediados de junio; el 13 de agosto sale de Venezuela por tercera y última vez, estableciendo su residencia en los Estados Unidos.
El 13 de julio de 1867, el gobierno de Venezuela le expide el diploma que lo acreditaba como Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana. El 6 de mayo de 1873 muere en Nueva York. Sus restos fueron repatriados y sepultados en el Panteón Nacional, el 19 de abril de 1888.

El 14 de julio de 1816 muere en La Carraca, prisión de Cádiz, el Generalísimo Francisco de Miranda.
Sebastián Francisco de Miranda, quien luego usó sólo el segundo nombre, nació en Caracas, el 28 de Marzo de 1750. Sus padres fueron Sebastián de Miranda, canario, y Francisca Antonia Rodríguez", caraqueña. A los doce años inicia estudios de latinidad en el Colegio de Santa Rosa de Lima. Allí mismo estudia arte durante tres años, además de Derecho y de Filosofía en la Real y Pontificia (Universidad de Caracas), y también en México, donde estuvo durante un año, siendo aun muy joven. No ha cumplido aún los 21 años cuando viaja a España.(En 1771) para dedicarse al estudio de las matemáticas, lenguas vivas y arte militar.
En Madrid compra el grado de Capitán del Regimiento de infantería de la Princesa por 85.000 reales de vellón. En Melilla, Africa, recibe su bautismo de fuego, donde destacó en la lucha contra los Moros. Es allí donde inicia su carrera militar, que irá siempre en ascenso, hasta participar con la más alta distinción en las luchas por la independencia de Estados Unidos, en la Revolución Francesa y, naturalmente, en la de América. Sin embargo, solicita ser enviado a Buenos Aires como voluntario y no lo consigue. Luego, por desavenencias con sus superiores, sufrió arresto en Cádiz.
Ya para esta época, 1777, Miranda comienza a compilar su biblioteca, así como sus archivos y su diario. Se interesa por los textos de ideas nuevas y de cultura general.
Toda su pasión revolucionaria va a culminar, en su primera etapa, con la invasión a Venezuela, que preparó desde Nueva York, donde llega el 9 de noviembre de 1805.
Con 20.000 dólares que donó Ogden y otras contribuciones, Miranda compró un buque de 180 toneladas, que bautizó con el nombre de su pequeño hijo, Leandro, y otras dos embarcaciones, la Indostan y Emperor (estas dos finalmente no viajaron). En el Leandro iban 500 fusiles, algunos cañones, 500 sables, trabucos, 400 machetes cinco toneladas de plomo, 10.000 pedernales de fusil, etc. Con este material bélico y doscientos hombres, soñaba Miranda su Ejército Colombiano.
Con una tripulación abigarrada, formada por vagos y maleantes de los muelles de Nueva York, norteamericanos, austríacos, franceses, polacos, etc., sale Miranda con su expedición el 2 de febrero de 1806. Diecisiete días más tarde llega a Jacmel, Haití. Aquí, a bordo del Leandro,Miranda enarbola por primera vez la bandera venezolana: amarillo, azul y rojo. Hace que todos aquellos «soldados» juren fidelidad a esa bandera y al libre pueblo de Sudamérica. Era el 12 de marzo de 1806.
Sigue hacia las costas venezolanas, con dos goletas fletadas, la Bachus y la Bee, para desembarcar en Ocumare, pero cuando están cerca son rechazados por el fuego de guardacostas, porque las autoridades venezolanas estaban avisadas. Aunque los expedicionarios responden al fuego, las goletas son apresadas. El Leandro logra escapar y va a Trinidad después de hacer escalas en Grenada y Barbados.
Diez de los prisioneros serán ahorcados el 21 de julio de ese mismo año. Los demás sufrirán prisión por más de diez años. Uno de los ahorcados y descuartizados fue el impresor norteamericano Miles L. Hall (o Hale), quien por tal razón ha sido considerado como «el primer mártir de la imprenta en Venezuela».
Miranda no se da por vencido. Ahora está en la isla de Bonaire, donde convoca, a bordo delLeandro, una Junta de Guerra, el 3 de mayo, y decide llegar hasta Trinidad para reorganizarse y reforzar la expedición. En alta mar son interceptados por la corbeta inglesa «Lily» que conduce el Capitán Donald Carmpbell. Miranda es reconocido por su alto prestigio y se le facilitan víveres. Sigue hasta Granada. El 7 de junio desembarcan en Barbados, donde el Almirante Alejandro Cochrane le ofrece el apoyo de las Fuerzas Navales de Inglaterra.
Con el Leandro, una goleta y dos buques de guerra, llega Miranda a Trinidad, el 23 de junio. Allí recibe ayuda de Hislop, Gobernador de la isla. Ahora la expedición ha crecido: la forman el Leandro, la Express, la Attentive, la Provost, la Lily, tres cañoneras y tres buques de transporte. Zarpan Miranda viaja en la Lily con el Capitán Campbell, que comanda los siete buques de guerra ingleses. Ya frente a las costas de Coro, el 1 de agosto, la fragata inglesa Bacchante se agrega a la flota.
Los 11 buques de la escuadra, con sus 300 hombres de desembarco, están ahora fondeados frente a La Vela de Coro. En la madrugada del 3 de agosto de 1806 mientras los buques descargaban su artillería, se precipitaban a tierra Miranda y sus hombres. ¡Hacía 35 años que no pisaba su tierra venezolana! y ese mismo día, al tomar el Fortín de La Vela, colocan en lo alto el Pabellón tricolor. ¡Por primera vez flameaba nuestra Bandera en el territorio nacional! Por la noche, después de asegurarse que La Vela está bien protegida, marcha Miranda con su Ejército a tomar a Coro.
Al llegar a esta ciudad la encuentra prácticamente desierta. La propaganda contra Miranda ha surtido efecto. Sobre todo la del Obispo de Mérida, Santiago Hernández Milanés, que lo pinta como ateo, monstruo, traidor, enemigo de Dios y del Rey.
Tanto en La Vela como en Coro, el protolíder va con sus Proclamas por delante. Riega las calles de papeles. El pueblo, fuertemente influido por la prédica de la iglesia y por el santo temor al Rey, le dio la espalda a Miranda.
Entonces, prudentemente, ordena la retirada de las tropas a La Vela, y de allí va hacia Aruba, Granada, Barbados y por último a Trinidad, donde se detiene casi un año, con la esperanza siempre viva de recibir nuevos auxilios de Inglaterra
Al no tener respuestas, se va a Londres, donde llega el 1 de enero de 1807, donde continúa haciendo propaganda a favor de la independencia a través de su correspondencia personal y del periódico que ha fundado ese propósito "El Colombiano".
Esos días se entretiene un rato con su mujer Sara Andrews y sus dos hijos. Por lo pronto, hay que dejar las cosas como están.
En realidad, no se puede hablar de fracaso. Miranda no descansará, seguirá haciendo que la balanza europea no española se incline a favor de la revolución hispanoamericana. En ese tesonero esfuerzo habrán de encontrarlo Bolívar, López Méndez y Bello, en 1810, dado ya el golpe caraqueño. Empieza otro capítulo.
Bolívar, durante su permanencia en Londres, se empeña en que Miranda vaya a Caracas. Se necesita de su experiencia. Logra entusiasmarlo el futuro Libertador y Miranda se va detrás de los diplomáticos. Se aloja en Caracas en la casa de Simón Bolívar. Participa en la Sociedad Patriótica y luego en el Congreso. Cuando se declara la Independencia, el 5 de Julio de 1811, ya Miranda es la figura central en el ambiente político.
Comenzó muy pronto la reacción realista. Fracasa el Marqués del Toro y nombran Generalísimo a Francisco de Miranda, quien de inmediato se hace cargo del ejército. Las tropas no son lo suficientemente disciplinadas como para satisfacer a quien, veterano soldado, ha mandado ejércitos de 100 mil hombres en Francia. Monteverde avanza captando simpatía entre la gente del pueblo. Todo conspira en contra de los patriotas. Un oficial entrega el Castillo de Puerto Cabello. El Comandante de la Plaza es Bolívar. Hay deserciones en el ejército patriota, levantamiento de esclavos en Barlovento, ante estos hechos críticos, El viejo militar prepara la Capitulación con Monteverde, sin consultar a nadie pero es violada por Monteverde poco después. Así se perdió la Primera República.
Ahora empieza el calvario de Miranda. Decide embarcarse en La Guaira, donde varios oficiales patriotas, entre ellos Bolívar, se le presentan para juzgarle por lo que consideran una traición. Miranda se ve perdido. Los oficiales pretenden someterlo a un Consejo de Guerra. Pero la traición llegó primero. Y el propio Comandante de La Guaira (31 de julio de 1812) ahora está al servicio de los realistas y le impide salir en el barco. Miranda queda arrestado y los demás oficiales logran escapar.
De prisión en prisión, Miranda es trasladado a Puerto Cabello, de allí a Puerto Rico y finalmente Miranda, incomprendido en su momento, va a dar con sus huesos en La Carraca, en Cádiz. Allí estuvo su primera y última cárcel. El precursor de la Independencia Suramericana no pudo ver el feliz término de la misma. Un día, aniversario de la Toma de la Bastilla, el 14 de Julio de 1816, muere don Francisco de Miranda. Pasará mucho tiempo para que se le comprenda. Los primeros en reconocerle fueron los franceses, que incluyeron el nombre de Miranda en el Arco de Triunfo en París.
Le sobrevivieron sus hijos Francisco y Leandro, habidos en su matrimonio con Sara Andrews. Los archivos de Miranda fueron salvados en un barco inglés en 1812, llevados a Inglaterra y posteriormente comprados por el gobierno venezolano, conservándose hoy día en la Academia de la Historia de Caracas.

El 17 de diciembre de 1830, en la Quinta «San Pedro Alejandrino», cerca de Santa Marta (Colombia), dejó de existir el Genio de la Libertad, el más Grande Hombre de América. A la 1 en punto de la tarde, «murió el sol de Colombia», Simón Bolívar. Había recibido de manos del Cura de la aldea de Mamatoco los Santos Sacramentos. Después de haber dado libertad a tantos millones de suramericanos, Bolívar se halla en su último instante muy solo. Apenas le rodean Mariano Montilla, Fernando Bolívar, José Laurencio Silva, Portocarrero, el edecán Wilson, Ibarra, Cruz Paredes, José María Carreño...
El médico de cabecera Alejandro Próspero Reverend, viendo que llegaba el momento supremo los llamó y les dijo: «Señores, si queréis presenciar los últimos momentos y postrer aliento del Libertador, ya es tiempo». Pero, indudablemente, Bolívar continúa vivo en el corazón de los pueblos, en la ideas que parecen escritas para nuestros días, en las acciones que son permanente ejemplo para todos aquellos que sienten de verdad lo que es una patria redimida. El Sol de Colombia sigue brillando.
Bolívar lo vivió. Destituido de todos sus cargos por la oligarquía grancolombiana —asesinado, antes, su noble amigo el mariscal Sucre que ganara en los Andes, en 1824, la última batalla de la Independencia y es necesario decir que nunca se supo quién le preparó la emboscada de la muerte—, fue abandonado, Bolívar, a su suerte. Camino de su destierro a Venezuela, sublevada ya ante su posible llegada porque iba precedido de la apelación de dictador, Bolívar no tuvo a su lado nada más que un grupo de amigos: contados con los dedos.
Enfermo, le curaba el médico francés Alejandro Prospero Reverend. Arribado a la ciudad costeña de Santa Marta, el Libertador no encontró techo de recepción nada más que en la casa de un español: Joaquín de Mier. Ya próximo a la muerte se refugió en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Esta mansión pertenecía, también, al mismo español. En San Pedro Alejandrino pronunció aquella invocación a la ironía: "Jesucristo, Don Quijote y yo hemos sido los más insignes majaderos de este mundo".
AÑOS FINALES
Los últimos dos años de la vida de Bolívar están llenos de amargura y frustración. Hizo un balance de su obra, comprobando que lo más importante quedó sin hacer mientras lo hecho se desmoronaba. La independencia integral de América, el plan para llevar las tropas libertarias a Cuba, Puerto Rico y Argentina, que se aprestaba a una guerra contra el imperio brasileño, o a la España monárquica, si fuera necesario, quedaban como lejanas utopías imposibles de realizarse. La confederación grancolombiana, o la andina, o la anfictionía americana, todo eso que estuvo a punto de cumplirse, debía posponerse ante otro tipo de problemas inmediatos: fuerzas del Perú invadieron el Ecuador, y su expulsión le llevó casi todo 1829. El general José María Córdova, uno de sus más cercanos amigos, dirigió una revuelta y fue asesinado. El general Páez, desobediente y desleal, se le insubordinó también y declaró la separación de Venezuela. Se vio obligado a expulsar de Colombia a Santander, antes uno de sus mejores aliados. A comienzos de 1830, Bolívar regresó a Bogotá para instalar otra vez un Congreso Constituyente; ante esa soberanía, renunció irrevocablemente. Ahora sólo deseaba irse lejos de Colombia, a Jamaica o a Europa, aunque vaciló y pensó que bien valía la pena comenzar de nuevo, reuniendo a sus leales en la costa colombiana. Varios sectores del ejército se levantaron, esta vez en su favor, pero ya era tarde. Cada vez más enfermo, logró llegar a Cartagena a esperar el buque que lo alejaría de tanta ingratitud. Para su mayor desgracia, recibió en Cartagena la noticia de que Sucre, el más capaz de sus generales y tal vez el único que podía sustituirlo, había sido asesinado en Berruecos, a los 35 años de edad

Lo que comenzó el 19 de abril de 1810 como un movimiento autonomista por parte del Cabildo de Caracas, pero que guardaba fidelidad al rey Fernando VII; en 1811 no sólo superó el ámbito de la Provincia de Caracas al sumarse otras provincias, sino que implicó la ruptura definitiva con el nexo colonial español. Con esta finalidad se instaló en Caracas el 2 de marzo de 1811, el primer Congreso de Venezuela, con la representación de las Provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo. Estas siete provincias que formaban la "Confederación Americana de Venezuela en el Continente Meridional", quedaron simbolizadas en las siete estrellas de la bandera nacional venezolana. Es importante destacar que las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana, quedaron excluidas del Congreso por estar dominadas por los españoles.
La instalación del Congreso se llevó a cabo el 2 de marzo de 1811 en la casa del Conde San Javier (hoy esquina de El Conde) en Caracas, con asistencia de la Junta Suprema. Acto seguido se eligió un Presidente provisional del Congreso y pasaron, precedidos por los miembros de la Junta a la catedral deCaracas, donde el arzobispo Narciso Coll y Pratt ofició la misa y después del evangelio los diputados prestaron juramento, bajo estos términos: "¿Juráis a Dios por los Santos Evangelios que vais a tocar, y prometéis a la Patria conservar y defender sus derechos y los del Señor Don Fernando VII, sin la menor relación o influjo con la Francia; independientes de toda forma de gobierno de la península de España; y sin otra representación que la que reside en el Congreso General de Venezuela; oponeros a toda dominación que pretendiera ejercer soberanía en estos países, o impedir su absoluta y legítima independencia cuando la Confederación de sus Provincias la juzgue conveniente...?". Dicho juramento expresa tres aspectos que son importante destacar. El primero, es el rechazo por parte de la iglesia a la influencia de la Revolución Francesa en el proceso independentista venezolano (y en toda Hispanoamérica) dado su marcado carácter anticlerical. Segundo, la mención a la forma federativa (Confederación) de la Constitución Política, lo cual formará parte del intenso debate centralismo-federalismo que se llevará a cabo durante el Congreso, y que dominará todo el siglo XIX. Tercero, la declaración de la Independencia absoluta de Venezuela, la cual además había que proteger no sólo de España sino de las demás potencias europeas.
A medida que se fueron desarrollando las sesiones del Congreso, la idea de la Independencia fue ganando adeptos en el seno del mismo. Muchos diputados la apoyaron con apasionados alegatos, otros con argumentos históricos. Entre los diputados que se oponían a la ruptura definitiva con la corona española, se encontraba el sacerdote de La Grita, Manuel Vicente Maya, quien pronto se vio abrumado por los discursos de Fernando Peñalver, Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda, Francisco Javier Yanez y muchos más, favorables a la idea de la Independencia absoluta. Mientras tanto, los ánimos de los jóvenes radicales se caldeaban en las reuniones de la Sociedad Patriótica, hasta llegar el momento en que Simón Bolívar lanzó—ante las dudas sobre la Independencia—su famosa pregunta: "¿Trescientos años de calma, no bastan?".
En la mañana del 5 de julio continúo el debate en el Congreso, y a comienzos de la tarde se procede a la votación; hecho el recuento de los votos, el presidente del Congreso Juan Antonio Rodríguez Domínguez, anunció solemnemente a las tres de la tarde, que quedaba proclamada la Independencia absoluta de Venezuela. De acuerdo con los testimonios de la época, luego de la proclamación se vivieron momentos de intensa emoción. Una manifestación espontánea, a la cabeza de la cual figuraba Francisco de Miranda, acompañado por miembros de la Sociedad Patriótica y del pueblo, recorrió las calles de la ciudad, ondeando banderas y gritando consignas acerca de la libertad. En la misma tarde del 5 de julio el Congreso celebró otra sesión, en la que se acordó redactar un documento, cuya elaboración fue encomendada al diputado Juan Germán Roscio y al secretario del Congreso, Francisco Isnardi. En este documento debían aparecer los motivos y causas que produjeron la Declaración de la Independencia, para que sometido a la revisión del Congreso, sirviese de Acta y pasara al Poder Ejecutivo.
Finalmente, debemos aclarar que el texto antes mencionado, el cual se conoce como el Acta de la Independencia, aunque está fechado en Caracas el 5 de julio de 1811 (porque ese día fue declarada) en realidad fue redactada en la noche del día 5 al 6 o en el transcurso del día 6, aprobado el 7 por el Congreso y presentada el 8 al Poder Ejecutivo. Las circunstancias de la guerra de emancipación, hicieron que se perdiera el manuscrito original del Acta de la Independencia, el que llevaba al pie las firmas autógrafas de 41 diputados y el sello del Congreso. Hasta el presente este documento fundamental para nuestra historia, no ha sido localizado. Sin embargo, el texto auténtico del Acta de la Independencia se conoce perfectamente gracias a su reproducción en El Publicista de Venezuela y la Gaceta de Caracas del 16 de ese mes.



viernes, 18 de mayo de 2012


Caudillo de la independencia y primer presidente de la Cuarta República de Venezuela (Curpa, 1790 - Nueva York, 1873). La multiplicidad de intereses que han arropado la llamada historia de la Independencia de Venezuela y el nacimiento de la República, durante el siglo XIX, encuentra su representación máxima en la figura de José Antonio Páez. Las circunstancias que condujeron a este hombre, de condición humilde, a convertirse en presidente de la República y en el gran defensor de Venezuela, no hacen sino dibujar un panorama de alianzas políticas y militares necesarias en un escenario de máxima inestabilidad. En su reverso, la historia revela las múltiples facetas de un hombre que, movido por el azar de una guerra civil con tinte independentista, declinaba su rostro en peón de hacienda, comerciante de ganado, jefe de los ejércitos llaneros y gran caudillo de la patria.
Muy lejos de la Caracas criolla de ímpetus revolucionarios y asideros conservadores de finales del siglo XVIII, José Antonio Páez nació en Curpa, estado Portuguesa, el 13 de junio de 1790. Era descendiente de canarios e hijo de Juan Victorio Páez y María Violante Herrera, ambos de fortuna muy escasa. La familia se encontraba más bien desarticulada; el padre vivía en la ciudad de Guanare y trabajaba para el gobierno colonial en un estanco de tabaco, mientras la madre iba reservando destinos a sus ocho hijos.


José Antonio Páez
Cuando tenía ocho años de edad, Páez fue enviado por su madre a estudiar en una pequeña escuela de Guama. Claro está que las letras no formaban parte de las expectativas de aquella familia, pues la Colonia no reservaba muchos derechos para las clases desposeídas. Sin embargo, nada de esto sería impedimento para que José Antonio Páez se formara en aquello por lo cual se distinguiría. La escuela de este hombre fue la que ofrecían los Llanos de Apure y su estirpe era la del llanero. Grandes extensiones de tierras con pastizales de elevado tamaño húmedos, secos o inundados, según la temporada, componían el paisaje de esta especie de hombres, cuya actividad era lidiar con las bestias del ganado caballar y vacuno en un horizonte que sólo se comprendía a sí mismo.
Huyendo de un incidente que le costó la vida a un bandido que quería asaltarle, Páez se internó en los Llanos y se empleó como peón en el hato de La Calzada, propiedad de Manuel Pulido. Bajo las órdenes del negro Manuelote, esclavo de Pulido y capataz de la hacienda, aprendió todo aquello que un llanero debe saber: ojear el ganado, el rodeo, la junta, herrar, enlazar, colear. Para todo ello tuvo que aprender a montar de forma tal que su cuerpo se fusionara con la bestia hasta parecer un centauro. "Imagínese el lector cuán duro debía ser el aprendizaje de semejante vida (diría Páez en su autobiografía), que sólo podía resistir el hombre de robusta complexión o que se había acostumbrado desde muy joven. [...] Mi cuerpo, a fuerza de golpes, se volvió de hierro, y mi alma adquirió, con las adversidades en los primeros años, ese temple que la educación más esmerada difícilmente habría podido darle."


Antonio José de Sucre nace en Cumaná (Edo. Sucre) el 3 de febrero de 1795 y es asesinado en Berruecos (Colombia) el 4 de junio de 1830


   
Oficial (general en jefe) del Ejército de Venezuela, Colombia y Ecuador, Gran Mariscal de Ayacucho (Perú). Presidente de Bolivia. Político y estadista. Hijo del teniente Vicente de Sucre y Urbaneja y de María Manuela de Alcalá y Sánchez. Se le considera el militar más completo y cabal de los próceres de nuestra Independencia. Fue un paradigma en el estricto cumplimiento de su deber; era inflexible, duro y justo. Su padre, sus 2 abuelos y 4 bisabuelos y los más de sus tatarabuelos, fueron militares. Perdió su madre a los 7 años. Adolescente fue enviado a Caracas al cuidado de su padrino el arcediano de la catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano Pedro y otros jóvenes, integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, unidad organizada por Juan Manuel de Cajigal y Niño, gobernador de la provincia de Cumaná.
En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de subteniente de milicias regladas de infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En 1812 se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería. Allí, el 3 de julio del citado año, junto con otros ciudadanos notables, firmó el acta de la junta de guerra que se reunió aquel día para resolver lo conducente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos en Caracas (ofensiva de Domingo de Monteverde) y la ocupación de Cupiera por un grupo de partidarios de Fernando VII.



Cuando la Independencia de América comenzaba a pensarse con otros nombres y a iniciar su recorrido autónomo, nació en Caracas, el 24 de julio de 1783, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Venezuela era entonces una Capitanía General del Reino de España, en cuya población se respiraban resquemores por las diferencias de derechos existentes entre la oligarquía española dueña del poder, la clase mantuana o criolla, terratenientes en su mayoría, y los estratos bajos de pardos y esclavos.
Los mantuanos, a pesar de los privilegios que tenían, habían desarrollado un sentimiento particular del "ser americano", que los invitaba a la rebeldía: "Estábamos (explicaría Bolívar más tarde) abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en contravención directa de nuestras instituciones".
Ésta era, por lo demás, la clase a la cual pertenecían Juan Vicente Bolívar y Ponte, y María de la Concepción Palacios y Blanco, padres del niño Simón. Era el menor de cuatro hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran fortuna. Bolívar quedó huérfano, definitivamente, a los nueve años de edad, pasando al cuidado de su abuelo materno y posteriormente de sus tío Carlos Palacios; ellos velarían por la educación del muchacho, mientras la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría ejerciendo sus funciones de cuidado.
 
Simón Bolívar

Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, los territorios aragüeños cobrarían un nuevo significado en su vida cuando, por la mediación que realizara su tío Esteban, "ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino" ante el rey Carlos IV, fuera nombrado "subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua".
Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia; lo cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni esto ni aquello de la milicia fueron suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación.
La estancia en Europa
Corría el año 1799 cuando Bolívar desembarcó en tierras peninsulares. En Madrid, a pesar de seguir sus estudios, el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez, lugar éste que evocaría en sueños delirantes en su lecho de muerte. Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón, y así visitaba al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación.
En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casaría el 26 de mayo de 1802 en la capilla de San José, en el palacio del duque de Frías. Mientras Bernardo Rodríguez, padre de la muchacha, decidía dar largas al compromiso, Bolívar los sigue hasta Bilbao y aprovecha para viajar a Francia: Bayona, Burdeos y París. Inmediatamente después de la boda se trasladan a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permanece junto a su esposa llevando una vida tranquila. Esto apenas duraría, sin embargo, pues María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar, desilusionado, decide alejarse y marcha nuevamente a Europa.
Los acontecimientos en Venezuela comenzaban a tomar aires de revuelta mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, preparaba una invasión que dibujaba la noción de Independencia. Ajeno a todo aquello, Bolívar se reúne con su suegro en Madrid, para trasladarse a París en 1804. Napoleón no tardaría en declararse emperador de Francia. Este último había organizado una clase aristócrata, hallada entre la burguesía, que se reunía en los grandes salones a los cuales asistía Bolívar en compañía de Fernando Toro y Fanny du Villars.
El todavía joven Bolívar, especie de dandy americano, se contagia poco a poco de las ideas liberales y la literatura que inspiraron la Revolución Francesa. Era un gran lector y un interlocutor bastante interesado en la política de la actualidad. En esos tiempos conoció a Alexander von Humboldt, expedicionario y gran conocedor del territorio americano, quien le habla de la madurez de las colonias para la independencia; "lo que no veo (diría Humboldt) es el hombre que pueda realizarla".
Simón Rodríguez se hallaba en Viena; Bolívar, al enterarse, corrió en su búsqueda. Posteriormente el maestro se trasladó a París, y en compañía de Fernando Toro emprendieron un viaje cuyo destino final era Roma. Cruzaron los Alpes caminando hasta Milán, donde se detuvieron el 26 de mayo de 1805 para presenciar la coronación de Napoleón, a quien Bolívar admiraría siempre. Después Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia, Perusa y Roma. En esta última ciudad se produjo el llamado Juramento del Monte Sacro, en el cual, en presencia de Rodríguez y Fernando Toro, Bolívar juró "romper con las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".